Nos referimos a la que va desde Bareyo y Ajo (Cantabria) a Somo donde cogemos la barca a Santander. Mira que no creemos que existan las etapas feas, todas tienen lo suyo y son como la vida misma: hay momentos para todo y conviene aceptarlos de la mejor manera posible pero este recorrido entre Ajo y Somo nos tiene enamorados. Representa buena parte de la belleza propia del Camino del Norte por su cercanía al mar con más de media docena de playas imponentes y muy diversas (las de Ajo, Galizano, Arenillas, Langre, Los Tranquilos, Somo y el Puntal). También disfrutamos de acantilados como los de Langre, con sus piscinas naturales o los verdes prados entre Ajo y Galizano que rodean el Cabo Quintres. La ermita de San Pedruco entre estas dos localidades es un remanso de paz, ideal para almorzar la comida que llevamos en la mochila. Por no hablar de la iglesia románica de Bareyo, fabulosamente bien conservada y uno de los mejores ejemplos de su tipo cerca de la costa.

El colofón a tantos kilómetros de arrebatadora belleza es la llegada a Santander en barca (no deja de ser una pequeña trampa pues se trata de un vehículo a motor pero no hemos dicho nada). 25 minutos cruzando la Bahía de Santander que no tienen comparación con las diversas llegadas a otras capitales de provincia en los distintos Caminos a Santiago. Es la más bella, con mucho.

 

 

Este itinerario del que os hablamos es bien conocido a partir de Galizano (playa de Langre, acantilados de la misma localidad, Loredo y Somo hasta coger la barca a Santander) pero no tanto el tramo de Bareyo a Galizano por Ajo. Un nuevo recorrido desde la iglesia románica perfectamente señalizado nos permite alcanzar Ajo y posteriormente Galizano por un camino asfaltado (como casi todo el Camino del Norte y más en Cantabria) pero apenas transitado por coches. Incluso el acceso en bajada a Galizano es por una pista sin asfaltar, algo que siempre agradecemos.

Lo dicho, no hay kilómetro feo, ni vista que no tenga su atractivo oculto en los distintos Caminos, pero estos pocos más de 20 kilómetros de Bareyo a Somo (o Santander), nos tienen enamorados.