Vía FrancígenaNos referimos a una de las grandes rutas de peregrinación que han existido en el planeta a lo largo de la historia de la humanidad: la Vía Francígena. Un camino que empieza en Canterbury (Inglaterra) y llega hasta Roma (el primer ser humano en recorrerlo fue el Obispo Segerico en el año 990, quien realizó el itinerario de ida y de vuelta), capital inmemorial de occidente. La VF tiene por tanto más de 10 siglos de antiguedad y ha permitido a los europeos llegar hasta la Plaza de San Pedro romana. Como os podéis imaginar recorrerla desde Canterbury supone un itinerario de largo recorrido (algo más de 2.000 km) para el que hay que estar física, emocional y económicamente preparado. Ni que decir tiene que llegar a Roma supone hacerlo a la cuna de la civilización occidental. No es llegar caminando a cualquier sitio.

Vía FrancígenaLa Vía Francígena:

Tiene un punto de aventura que hemos de valorar (buena señalización salvo cuando más se necesita, carreteras que sortear, numerosas jornadas sin pueblos, bares, tiendas o servicios en lugares intermedios. Crecidas de riachuelos que salvar, varias veces el recorrido transita por fincas privadas, ausencia de albergues privados a diferencia de los principales caminos a Santiago, de forma que la oferta se limita a albergues normalmente austeros o a casas rurales, pensiones u hoteles). Resulta más exigente por estas y otras circunstancias que os iremos desvelando en las distintas etapas, que el Camino de Santiago. También hay que preparar un prespuesto económico algo mayor.

Vía FrancígenaSi todo esto no os supone un gran contratiempo y tenéis experiencia peregrinando, no dudéis en cogeros un avión y poneros a caminar por la Vía Francígena. Tiene multitud de virtudes: belleza a raudales tanto paisajística como monumental, buena grastronomía, compañerismo y respeto por parte de la mayoría de peregrinos, paz, silencio y profunda dimensión espiritual.

Intentaremos aportar algo de información valiosa sobre el tramo que va desde San Gimignano (al norte de Siena), en la Toscana italiana hasta Roma, unos 300 maravillosos kilómetros.

 

La Vía Francígena en etapas:

Seguimos las etapas o jornadas propuestas de manera casi unánime en todas las guias. Las siguientes:

San Gimignano-Monteriggioni: 30,9 km

San Gimignano es una de las muchas bellas localidades por las que transita la Vía Francígena (declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO), quizás la más emblemática (su cercanía a Florencia y Viena le convierten en un lugar muy visitado; demasiado si no te gustan las aglomeraciones). Hay numerosos autobuses que te trasladan desde Florencia previa parada en Poggibonsi (es lo que hicimos nosotros, visitar dicha ciudad durante unos días y comenzar a peregrinar en San Gimignano). La localidad ubicada en la Vía Francígena destaca por sus numerosas torres medievales (llegó a tener 72 de las que han sobrevivido 14. Fue el entretenimiento de la nobleza local: competir construyendo la torre más alta.

A ver quien la tenía más grande, vamos; nada nuevo). Por esa circunstancia, de entre ellas destaca la Torre Grossa. San Gimignano cuenta además con numerosos edificios que merecen ser visitados como el Duomo con su colegiata ricamente decorada con valiosos frescos del siglo XIV, al igual que los de el Palazzo del Popolo. Pero al final, el edificio del que no perdonamos una visita la mayoría (interesados en el patrominio cultural o no) es el de la gelatería de Piazza, una de las heladerías más afamadas de toda la Toscana.

Señalización:

En lo concerniente a la etapa destacamos que como siempre está bien indicada con una gran variedad de señales (carteles de madera, metálicos, pegatinas, marcas de gr, etc). El problema suele venir cuando la Vía recorre una carretera, una finca privada o alguna otra circunstancia «adversa». En ese caso es muy habitual que desaparezcan las indicaciones (entendemos que por aquello de evitarse complicaciones quienes señalizan). También existe más de una que otra señal que intencionadamente algún lugareño ha retirado (sobre todo en la región de Lazio).

Esta jornada, los días de lluvia hay que llevar cuidado porque un riachuelo a unos 4 km de San Gimigniano se puede convertir en un río de difícil tránsito (no hay puente que lo salve). En este caso cobran más sentido que nunca los bastones de montaña si decides vadearlo (ojito porque puede ser peligroso dada la corriente). Lo dejamos al sentido común de cada uno y sus posibilidades pero recordamos que la Vía Francígena es un camino con un componente de aventura mucho mayor que la mayoría de las rutas a Santiago. Mucho cuidado también con tomar carreteras como alternativa en este y en otros casos porque en Italia no suelen tener arcén (al llegar a Roma lo comprobaréis) y son sumamente peligrosas.

A partir del citado riachuelo (un par de kilómetros más adelante), existe la posibilidad de tomar otro itinerario que pasa por Colle Val d’Elsa, algo más corto que el «oficial». Ambos son recomendables. Si seguimos por el recorrido original paseremos por Quartaia, localidad que cuenta con bar. Al llegar a Monteriggioni (2 km antes en verdad) nosotros dormimos en el Bed&Breakfast Il Cipresso, altamente recomendable, tanto por la atención de la dueña (María) como la limpieza extrema del establecimiento.

Cenamos justo antes de entrar en Monteriggioni:

en el Bar del Orso, un local con mucho encanto y famoso en muchos kilómetros a la redonda. Sería lo que en el sur de España se conoce como una venta. Una de los mayores aciertos si buscas donde comer en la Via Francigena. Comida casera y tradicional, nos referimos. Ofrecen paninis para quien está de paso y quiere quitarse provisionalmente el apetito, así como una completa carta con todo tipo de platos típicos. Todo lo que probamos resultó un acierto.

Hay quien dice que esta etapa es la más bella de todas las de la Vía Francígena, así que con esto os lo decimos todo, sin necesidad de desvelar mucho más. Y mira que salvo la llegada a Roma, casi todas las jornadas nos parecieron de una gran belleza.

En la zona, traen fama distintas variedades de pasta con salsa «tartufata», elaborada con trufa negra, así como la ribollita, una sopa de verduras y legumbres o el castagnacio, una especie de pan de higo con harina de castaña, la más habitual en la región. Los embutidos y quesos, fabulosos.

Donde dormir entre San Giminiano y Monteriggioni

Monteriggioni-Siena: 20,6 km

Gracias a la iniciativa de Marcello, impulsor de Punto Sosta La Villa Vía Francígena, los peregrinos podemos descansar y comer algo de comida elaborada por ellos en esta etapa (a 7 km de Monteriggioni). A nosotros nos ofreció una ensalada con pan y verduras, así como embutido y vino, a cambio de la voluntad. Marcello tiene el caracter propio de la Toscana, no muy pródigo en palabras pero sí en hechos. También ha montado junto a su casa un merendero, muy acogedor y bien pensado para quien lleva su propia comida y quiere disfrutarla allí o simplemente descansar. El mero hecho de que ofrezca agua fresca, es motivo de agradecimiento. De no existir su punto de avituallamiento, al igual que en muchas otras etapas, no habría fuente alguna, ni donde comprar agua embotellada.

Marcello es además un experto muy fiable si queremos conocer la evolución de la Vía Francígena ya que elabora estadísticas muy rigurosas de quienes pasan por su casa. Al final se resume de la siguiente manera: hace 10 años no pasaba por allí, ni el Tato y en 2017 pararon en su centro de acogida para peregrinos unas 3.500 personas y pasaron por la puerta en total, 10.000.

Muy importante: Marcello ofrece comida y bebida pero no la posibilidad de dormir en las instalaciones que ha habilitado.

Por lo demás, la etapa como tantas veces, es abrumadoramente bella. Transcurre entre colinas con los típicos cipreses en lo alto de las mismas (simbolizando manifiestamente la unión entre el cielo y la tierra, decorando y protegiendo los cultivos). Terminamos, ni más ni menos que en Siena, junto con Florencia la otra gran referencia toscana.

Donde dormir entre Monteriggioni y Siena

Siena-Ponte d’Arbia: 25,7 km

El incuestionable atractivo de esta etapa es Siena, declarada patrimonio de la Humanidad por ser una de las ciudades de origen medieval, mejor conservadas. Siena es sobre todo famosa por su Piazza del Campo en la que se celebran unas locas carreras de caballos sin apenas sitio para ello y con las consiguientes caídas de animales y jinetes. Según tenemos entendido, la entrada a la Catedral de Siena es gratuita para los peregrinos. Es una de las contadísimas prebendas existentes para peregrinos ya que en cualquier otro edificio o monumento visitable habremos de pagar sin descuento alguno. Nosotros desconocíamos esta ventaja y abonamos los 13 euros correspondientes a la visita a la citada catedral, a la cripta y al baptisterio.

Desde la bella ciudad toscana se camina hasta Ponte d’Arbia. Unos 25 km, bastante llevaderos. Son agradables, (pero no al nivel de los dos días siguientes) peregrinando entre viñedos de la Toscana.

En Ponte d’Arbia el albergue es austero pero digno y más valorando que es «de donativo, de verdad» (1 centímo de euro o más no es donativo), así que nada que objetar.

Donde dormir entre Siena y Ponte d’ Arbia

Ponte d’Arabia-San Quirico d’Orcia: 26,1 km

De Camino a San Quirico está Buenconvento, de nombre bien bonito, y aquí empieza lo bueno. La Vía Francígena por la Toscana envuelto en el silencio y en un paisaje admirable. Es la Toscana con sus colinas, sus cipreses en lo alto y sus viñedos en un orden y una belleza natural que recuerdan a Japón y al Kumano Kodo aunque la orografía no se parezca en nada. Como decía Norma, la argentina del grupo de Hospitaleros Voluntarios con el que tuve el placer de peregrinar; parece que nadie se ocupe del paisaje pero el caso es que todo está impecable. Con una elegancia, nada ostentosa, incluida la de las casas de labranza primorosamente cuidadas.

El albergue de San Quirico fue el que menos me gustó de todos los que conocí. Contextualizándolo todo, no se merecía los 12,50 euros que pagamos, ni de lejos. Muchas apreturas, pocas duchas en un edificio destartalado y nada señalizada su llegada al mismo.

Donde dormir entre Ponte d’ Arbia y San Quirico d’ Orcia

San Quirico D’Orcia-Radicofani: 32, 3 km

Lo que viene siendo una etapa seria, seria. Comparable en dificultad a una jornada del Camino Primitivo, pero con algún kilómetro más, y los últimos 8 km en subida. Por si fuera poco, tras la primera parada (Bagno Vinoni a 5,5 km, famoso por sus baños termales) no hay otro pueblo donde avituallarse. Que no os pase como a mí, que entendí que la Vía pasaba por la localidad llamada Gallina, en el ecuador de la etapa, y no es así (Gallina queda como a 2 km). Total, que prepárate para caminar más de 26 km sin bares, ni tiendas. Sí que existe una fuente en la última subida (a unos 5 km de Radicofani) de un agua que me supo a gloria, por lo rica que estaba y por lo medio deshidratado que iba.

El albergue de Radicofani fabuloso y a buen precio. 12,70 euros. Tiene la consideración de refugio, de titularidad municipal y gestionado por una pareja encantadora. Limpio, acogedor y espacioso, la Santísima Trinidad, para un albergue. El pueblo también más receptivo que San Quirico con el «personal peregrinador». Varios de nosotros, cenamos un menú bastante «apañao» por 15 euros. Los hospitaleros os indican donde.

Donde dormir entre San Quirico d’ Orcia y Radicofani

Radicofani-Acquapendente: 24 km

En esta etapa ya entramos en Lazio. Que no cunda el pánico porque es cierto que se acabó la pulcritud del campo Toscano y esta jornada nos tocará pisar bastante asfalto en un entorno no muy agradable. Pero tranquilos que más adelante vuelve a merecer la pena viajar hasta Italia para peregrinar por la Vía Francígena. En el primer pueblo de Lazio de nombre muy evocador (Centeno) comí y muy, pero que muy bien. Según llegas a la diminuta localidad a la izquierda, restaurante La Dogana es su nombre y se trata de un asador.

En Acquapendente dormimos en el muy recomendable Convento de San Lázaro, gestionado por Sor Amelia; una adorable monja de Bergamo que transmita muuuucha serenidad y bondad. Este centro de acogida está algo desviado del Camino (1 km en cuesta, pero merece mucho la pena). Es austero, no así los baños, que estaban arreglados. Sor Amelia recuperó el convento hace medio siglo tras usarlo los nazis y quedar abandonado. Aquí ha ayudado a los necesitados y en las últimas décadas a los peregrinos que transitan hacía Roma. Y todo con la mayor sencillez y discreción, como los grandes hospitaleros del Camino de Santiago.

Donde dormir entre Radicofani y Acquapendente

Acquapendente-Bolsena-Montefiascone: 36,1 km

Por circunstancias que no hacen al caso, ese día hice dos de las etapas propuestas. De Bolsena a Montefiascone es de esas jornadas que pondrían nerviosos a los necesitados de bares, pueblos y todo lo que huela a civilización. Como no es mi caso, disfruté mucho de las dehesas y parques que atravesé. Unos kilómetros después de Bolsena hay que cruzar una finca privada de unos 4 km de largo en la que un letrero nos advierte de que si cruzamos hay que hacerlo bajo nuestra responsabilidad. Cualquier otra opción implica un largo desvío, así que aprovechamos para agradecer al propietario que nos permita acceder a su propiedad. A la salida de dicha finca privada nos encontramos con un pequeño parque natural, frondoso y húmedo con un gran merendero en el que podemos descansar, beber en sus fuentes y alimentarnos.

En Montefiascone tiré de hotel por aquello de que me lo merecía, yo lo valgo y cualquier otra consideración a mi favor. Aprovechamos para recordar a los establecimientos hoteleros de mi admirada Italia que hay que ponerse las pilas con el inglés, un idioma como otro cualquiera pero predominante en el Planeta, nos guste o no. Lo que no quita para nos podemos entender hablando unos en italiano y otros en español.

Donde dormir entre Acquapendente-Bolsena-Montefiascone

Montefiascone-Viterbo: 17,9 km

Etapa muy llana y llevadera. Como casi todos los finales de etapa, Viterbo es una localidad atractiva con edificios notables que merecen ser visitados. Entre Siena y Roma, la localidad más poblado y con más patrimonio de la Vía Francígena. Al igual que en tantas localidades del centro y sur de Italia, el mantenimiento del casco histórico deja que desear. Es una muestra palmaria de la proverbial desidia de las instituciones italianas junto a la dificultad para mantener el ingente patrimonio con el que cuenta el país. Viterbo nos recordó de alguna manera a la decadencia con la que han convivido durante muchas décadas, Oporto y Lisboa.

Donde dormir entre Montefiascone y Viterbo

Viterbo-Vetralla: 16,9 km

A la salida de Viterbo tenemos la opción de visitar las ruinas romanas de Ponte Capillaro para lo que habremos de añadir 4 km más al recorrido. Una vez más no encontremos ni pueblo con bar o tienda, ni fuente alguna. Así que salir de Viterbo con comida y bebida suficiente en la mochila.

La etapa tiene el encanto de que supone el primer encuentro con los campos de avellanos por los que transitaremos hasta la última etapa que nos conducirá hasta Roma.

Donde dormir entre Viterbo y Vetralla

Vetralla-Sutri: 23,6 km

Este su seguro servidor, decidió pernoctar en Capranica (unos 5 km antes de Sutri) en un Bed&Breakfast fabuloso y de nombre Montecelli.

No te esperas un recorrido de semejante hermosura. Es una sucesión de avellanales primorosamente dispuestos (ojo porque en algunos momentos el camino discurre entre estos árboles y se pierde la pista del recorrido. Ir con el móvil bien cargado por si hay que tirar de google maps). Desde Capranica hasta Sutri nos adentramos en un espeso bosque repleto de pinos abatidos por la edad que le confieren un aspecto como de cementerio de la naturaleza, así que de nuevo caminamos en un espacio de gran atractivo.

Una vez más no hay bar, tienda o fuente algunos hasta Capranica (18 km).

Donde dormir entre Vetralla y Sutri

Sutri-Campagnano di Roma: 23,8 km

Esta etapa sí cuenta con una localidad ubicada prácticamente en el ecuador de la misma donde podemos disfrutar de varios bares, restaurantes, tiendas y demás servicios. Se llama Monterosi. A la salida de este pueblo podemos visitar un anfiteatro (5 euros la entrada) y un conjunto de tumbas etruscas. Incluso más adelante, en las cascadas de Monte Gelato (un área recreativa de pago en torno a un río apto para el baño) existen varios restaurantes. Antes se pasa por el agradable Parque de Veio.

Si tenéis la mala suerte de llegar a Campagnano di Roma en fín de semana, es fácil que padezcáis el sonido de los coches o motos de un circuito de carreras próximo.

La llegada a Campagnano, como tantas otras en la Vía Francígena, es claramente en alto, así que contar con ello. Se hace duro, un día más, tras 25-30 km, caminar el último kilómetro en alto buscando el albergue, posada u hotel en el que vamos a recuperar fuerzas para el día siguiente.

En Campagnano di Roma tenemos entendido que existe un albergue privado (de los pocos en la Vía Francígena) pero no fuimos capaces de encontrarlo y mira que le pusimos empeño porque teníamos interés en conocer su experiencia. Optamos por el B&B Andre’s House en el que caben 6 personas a un precio muy razonable.

Donde dormir entre Sutri y Campagnano di Roma

Campagnano di Roma-La Storta: 23 km

En Formello, a unos 11 km de Campagnano, encontramos de todo lo necesario para aprovisionarnos. A partir de aquí, el asfalto predomina y abandonamos definitivamente los armoniosos paisajes que nos han acompañado desde el inicio de nuestra peregrinación por la Vía Francígena. Llegar a Roma caminando tiene un precio: los últimos 30 kilómetros transcurren por un entorno urbano, a veces por el estrecho arcén de algunas carreteras y no es que esté fabulosamente señalizado.

Donde dormir entre Campagnano di Roma y La Storta

La Storta-Roma: 18 km

Vía FrancígenaOficialmente no llega ni a 18 los kilómetros que separan La Storta de Roma por la Vía Francígena. Nosotros caminamos bastantes más: 25. La etapa se las trae. Por aquello de compensar tanta belleza, silencio, tranquilidad y paz de jornadas anteriores, la llegada a Roma por la Vía Francígena no puede ser más desagradable y caótica. La mayoría de los kilómetros transcurren por asfalto, cuando no, la estrecha o inexistente acera.

La conducción en Roma y alrededores no es que sea precisamente pausada. En resumidas cuentas, una penitencia (no hay escapatoria posible, salvo coger un transporte público). El entorno no estaba limpio que digamos (se junta la recurrente desidia de las instituciones romanas con la huelga encubierta de basuras de esas fechas). Nos gustaría contaros lo contrario pero la última etapa es antagónica a tanta belleza disfrutada hasta entonces. La vida y el Camino (La Vía Francígena en este caso) son así, toca lo que toca y conviene aceptarlo.

Donde dormir entre La Storta y Roma

Apreciaciones de toda índole sobre la Via Francígena:

Hay casas rurales si se quieren romper las etapas pero se echan en falta y mucho que haya albergues privados. Parece que no hay muchas o ninguna facilidad para abrirlos. Una falta de criterio manifiesta. Basta con comprobar la gran labor que hacen la mayoría de los albergues privados de pago en los distintos Caminos de Santiago, a precios más que razonables.

Ohhh, pizzza miaaa

Como siempre en Italia, tirar de pizza es una buena solución:

Hay multitud de pizzerías donde puedes comprar dicho plato por unidades o por porciones y llenar así el buche por 4 euros y buen sabor.

En general a la población local les provoca indiferencia y respeto los peregrinos. Tienen el concepto de que todos peregrinamos por motivos religiosos o de que podemos ser problemáticos. Se creen que somos peregrinos del siglo XIV, vamos.

Hay una mayoría amplísima de italianos peregrinando (por cierto, los de mejor comportamiento para mi gusto en los albergues de los distintos Caminos. Por si sirve de algo, trato con miles de peregrinos cada año). También se veia un porcentaje mayor de bicigrinos que en el Camino de Santiago.

Ojo: demasiadas señalizaciones

Hay demasiados tipos de señalizaciones:

Unas pegatinas feas y sin definir el sentido de la Vía Francígena (no marcan cúal es la dirección a Roma. Entiendo que por no priorizar el sentido de la peregrinación: hacia Roma o hacia Inglaterra. Pero no tiene mucho sentido porque el 99 % de los peregrinos se dirigen a la capital italiana), unas señales de tráfico innecesariamente grandes y otras del mismo tipo pero en pequeño, que son las más acertadas.

También pinturas varias y unos mojones antiguos que haríamos bien en restaurar, pues es lo único que hubo durante décadas. Tanto desmadre de señalizaciones, desentona en un país como Italia en el que impera el buen gusto y el sentido estético.

En general se viene a hacer de un 20 a un 80 % más de kilómetros que si fueses por la carretera, de forma que hay que tomárselo con calma y mentalizarnos de que muchas veces la Vía Francígena da un bonito y prolongado rodeo.

Si os sirve de algo, la Vía Francígena es junto con el Camino Francés, la ruta que más me ha marcado en mis años de peregrinación. En estos convulsos últimos años de ruta jacobea entendida como turismo barato y frívolo por más de uno, la Vía Francígena supone una bendición porque no existe apenas ese fenómeno.

Si a eso le añadimos el espectáculo paisajístico y monumental diario, la fuerza y magia de saber que nos dirigimos a Roma, la gastronomía, la paz y el silencio; recorrer la Vía Francígena es una de las grandes experiencias vitales que puede tener el ser humano del siglo XXI. Ojalá podáis comprobarlo. ¡Buena Vía!

Pilgrino te ofrece diversos acompañamientos en la Vía Francígena, el Camino Francés y en el Camino del Norte.

Aquí los puedes consultar:

Camino de Santiago de lujo

Camino de Santiago del norte

El Camino de Santiago en grupo

la etapa mas bonita del Camino de Santiago

Si quieres asesoramiento sobre la Vía Francígena o cualquier ruta de peregrinación, no tienes más que llamarnos al 644-169614 o escribirnos a info@pilgrino.com.

¡Buena Vía Francígena!