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La última localidad navarra del Camino Francés antes de llegar a La Rioja es otro ejemplo de la trascendencia que ha tenido y tiene el Camino en la historia de España. De primeras, a Viana hay que dirigirse como la Muy Noble y Leal Ciudad de Viana Cabeza de Principado del antiguo Reino de Navarra. Existen restos arqueóligicos de Viana de la Edad de Bronce, así como de enclaves romanos. Se cree que antes de la invasión musulmana hubo un monasterio benedictino en el que pudo morir Santa Anatoquia. Hasta bien entrado el siglo X no se recuperaron para los cristianos estas tierras. Desde los siglosXI al XV, Viana fue centro de los sucesivos ataques entre el Reino de Navarra y el de Castilla de la que le distanciaban unos pocos kilómetros. Carlos III el Noble instituyó en 1423 el título de Príncipe de Viana. La Ciudad también se mantuvo en el centro de las disputas entre carlistas y liberales, pues ambos bandos convirtieron a Estella y Logroño en sus capitales. Hay recuerdo de estos enfrentamientos en los muros de la casa ubicada junto al portal de San Juan. En 1872 el pretendiente carlista, Carlos María de Borbón y Austria vence a los liberales en Montejurra junto a Estella y en Viana se produce un intercambio de prisioneros.

Viana cuenta con importantes edificios religiosos como la Iglesia de Santa María y la de San Pedro, el Convento de San Francisco las Ermitas de la Virgen de las Cuevas y la de San Martín. Todo su casco histórico es digno de ser visitado ya que cuenta con numerosas casas señoriales con escudo y bodegas en su interior, el edificio del Ayuntamiento o el Balcón de Toros.

El heredero del trono de España, en la actualidad la Princesa Leonor, asume el título de Príncipe o Princesa de Viana; tradición que se mantiene desde que el reino de Navarra fue incorporado al de Castilla.