Otra reliquia hospitalaria, la que ofrece la Confraternita di San Jacopo di Compostella. Su simbólico y ancestral lavado de pies a los peregrinos es uno de los grandes momentos que se pueden vivir en el Camino. Al igual que en el Convento de San Antón, la propuesta es sumamente austera y de donativo. La mayoría de los peregrinos que pasan por aquí salen reconfortados gracias a la magia de este albergue y de los voluntarios italianos que lo atienden.
Albergue de San Nicolás de Puente Fitero
El lavado de pies a los peregrinos antes de la cena resulta sumamente emotivo pero no deja de ser parte del conjunto. La propuesta en su totalidad implica austeridad, reposo, respeto y entrega incondicional de los hospitaleros hacia los peregrinos. Todo ello bajo la perspectiva eminentemente católica de la Confraternitá di San Jacopo di Compostella. Como si retrocediéramos un buen puñado de siglos hasta el medievo. Se trata de un edificio de piedra y otro anexo de fachada color ladrillo antes de cruzar el puente sobre el Río Pisuerga.
Comenta o déjanos tu recomendación.