Project Description

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A Manjarín llegó un día de 1993, un señor de Madrid para instalarse allí para siempre. Habilitó una de las humildes viviendas abandonadas para convertirla en uno de los refugios más carismáticos del Francés. «Tomás de Manjarín», es conocido como el último templario. Un bondadoso romántico que defiende a los peregrinos combatiendo su frío y su cansancio con café de puchero, una chimenea de leña y todo lo que humildemente pueda ofrecerles. Ha pasado los últimos 25 años de su vida en este lugar a casi 1.500 de altura sin calefacción, ni agua corriente, ni luz eléctrica. En un refugio sumamente austero y no apto para escrupulosos, para qué nos vamos a engañar. El refugio de Tomás en Manjarín está abierto todo el año, salvo circunstancias imprevisibles.

Aunque hay mucho debate al respecto, según parece, Manjarín es el límite entre la comarca de la Maragatería y la de El Bierzo.