Project Description

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Antes de Lédigos está la localidad de Calzadilla de la Cueza y recordad que entre Carrión de los Condes y Calzadilla hay 17 km sin pueblo alguno en el que aprovisionarse. No os quejéis; no van a poner un pueblo para nosotros los peregrinos. Sí que han adecentado el Camino que era un pedregal hasta hace unos años (una tortura para los pies). Ahora se pueden evitar las piedras y hay algo más de sombra. A nadie se le ha ocurrido poner unas fuentes, eso sí. Pero, claro. ¿Quien sufragaría la traída de agua en ese tramo, el ayuntamiento de Carrión de los Condes o el de Cervatos de la Cueza por donde transita la ruta? Y así tantas decisiones que habría que tomar en el Camino. A mí modesto entender, el Gobierno Central, si no viviésemos en un reino de taifas. Pero el Camino vive en un limbo administrativo-legal en el que algunas de las competencias colisionan entre consejerías de las mismas y distintas Comunidades Autónomas, así como los pertientes ayuntamientos. Del Ministerio de Cultura depende el Consejo Jacobeo, un órgano que coordina a las susodichas regiones de España. Han coordinado principalmente las estrategias para que se declaren los distintos Caminos, Patrimonio de la Humanidad. Mientras tanto, las normativas de albergues son muchas, muy variadas y a cúal más favorecedora de la competencia desleal, del nulo control sanitario y del lucro defraudador. Por no hablar de los numerosos despropósitos en los itinerarios de los distintos Camino y las señalizaciones de lo más variadas, inapropiadas e ineficaces. Total, que más motivo, para relajarse, olvidar todos estos desbarajustes y disfrutar del Camino con todo lo que nos depara: hoy, ausencia de sombra y de agua, cerveza o comida si no las llevamos en la mochila.

En Lédigos podéis dormir en el Albergue La Morena y conocer una reliquia de la hostelería española: el teleclub, un pseudo bar (no suelen estar regularizados) gestionado por los propios vecinos del pueblo. Un invento de los 70 que no sabemos como no se le ocurrió a Antonio Alcántara. Hasta que dicho albergue estuvo abierto, el único lugar en el que caerse muerto si llegabas al pueblo en invierno.